Por: Luis R Santiago Pagán M.D., Oftalmólogo
La mayoría de los pacientes que visitan la oficina de un oftalmólogo son personas mayores de sesenta años. Esto se debe a que las condiciones oculares más comunes se reflejan o intensifican después de las primeras seis décadas de vida, al igual que muchas otras afecciones en nuestro cuerpo, como los problemas circulatorios, óseos y hormonales, por mencionar algunos. En nuestra oficina hemos notado un aumento en las personas de edad avanzada que preguntan sobre alternativas refractivas para mejorar su visión sin la necesidad de dispositivos visuales como espejuelos o lentes de contacto. Erróneamente, muchos de ellos piensan que la única alternativa que existe es la corrección visual con láser.
Eso nos lleva a orientar a nuestros pacientes sobre los cambios que surgen en el sistema visual con el paso del tiempo y a explicarles las alternativas que tenemos para poder alcanzar su deseo de ser más independientes de los espejuelos o lentes de contacto. En los ojos hay ciertos cambios que se desarrollan con el proceso de envejecimiento, pero el más notable es la pérdida de visión debido a la opacidad del cristalino, que es el lente natural en el interior del ojo que nos permite enfocar. Esta opacidad es progresiva, indolora y lenta y cuando se hace visualmente significativa la mayoría de los oftalmólogos y médicos le llaman cataratas.
Desde el año 2005, varios colegas oftalmólogos se han dado a la tarea de cambiar la costumbre de llamar cataratas a las opacidades lenticulares y modificar esta palabra por síndrome de disfunción lenticular. Al nombrar el fenómeno de esta forma se pueden explicar los procesos que alteran la visión desde los cuarenta años hasta la pérdida de la visión más tarde en nuestras vidas. El proceso se divide en tres etapas, empezando con la pérdida de la habilidad de enfocar los objetos cercanos, lo que comúnmente conocemos como presbicia, o pérdida de acomodación. La segunda etapa es la disminución paulatina de la sensibilidad de contraste, el aumento de halos y fotofobia, y la disminución de visión nocturna, especialmente al enfrentarse con las luces de los carros que vienen en dirección contraria. Finalmente, en el cristalino ocurren cambios estructurales que forman opacidades, causando pérdida de visión que no puede ser corregida con espejuelos, lentes de contacto o cirugía corneal con láser.
Los avances en la tecnología proporcionan al oftalmólogo con un sinnúmero de herramientas para determinar en qué etapa de disfunción lenticular se encuentra y poder orientarle adecuadamente sobre la mejor alternativa para mejorar su visión. En cuanto a los pacientes mayores de sesenta años, podemos decir que la mayoría se encuentra en la segunda etapa, con algunos entrando ya a la tercera etapa. Esto nos lleva a preferir la cirugía de catarata como el método más efectivo para poder alcanzar el deseo del paciente de independizarse de los espejuelos y lentes de contacto.
Actualmente, existen múltiples opciones en la cirugía de catarata para ayudarlo a usted a mejorar su visión. La operación conlleva la extracción de ese lente disfuncional, mediante un sistema de facoemulsificación ultrasónica controlada, y reemplazarlo con un lente sintético de capacidad óptica superior a la del lente natural. Este viene modificado para añadir varias funciones que nos pueden ayudar a ver mejor y posiblemente depender menos de espejuelos. Ese lente sintético, al cual le llamamos comúnmente lente intraocular, ha ido cambiando con el paso del tiempo. Se utilizan biómetros, aberrómetros, topógrafos corneales y paquímetros para poder determinar cuál es el lente intraocular adecuado para cada paciente. En la actualidad, existen lentes intraoculares que están diseñados para que la persona pueda ver a larga distancia y pueda leer con ellos sin la necesidad de espejuelos. Con el pasar del tiempo se ha mejorado la construcción de estos lentes intraoculares, solucionando problemas con distancias intermedias, resoluciones de bajo contraste y halos, algo que normalmente sucedía con las primeras generaciones de lentes intraoculares.
Así que la próxima vez que consulte a un oftalmólogo y le diga que tiene catarata no dude en preguntarle qué opciones tiene para depender menos de los espejuelos y lentes de contacto. Este profesional de la salud visual lo guiará para tomar la mejor decisión, de acuerdo con sus expectativas y tomando en cuenta que el mayor interés es aumentar su calidad de vida.