Por Dra. Maryangely Moreno, Hematóloga/Oncóloga
El cáncer de cérvix o cáncer de cuello del útero incluye cánceres que se desarrollan en la parte inferior del útero que se proyecta dentro de la vagina.
En el mundo, existen mas de 500,000 casos de cáncer cervical diagnosticados y mas de 300,000 muertes asociadas a este tipo de cáncer.
En Puerto Rico hasta las últimas estadísticas presentadas por el registro de cáncer para el año 2015, en mujeres, cáncer cervical está en la posición número siete, siendo seno y colon los mas comunes. En los últimos años se ha visto una disminución en la tasa de casos diagnosticados debido apruebas de detección temprana.
Existe mayor incidencia de cáncer cervical en poblaciones de raza negra e hispanos y se considera la población femenina de latinoamérica, la de más alto riesgo, en especial Países de Chile y México. Asimismo, los de estado socioeconómico bajo y países sub desarrollados.
La infección por el virus del papiloma humano (HPV): Es la enfermedad de transmisión sexual más común del mundo. Mas del 80% de la población contrae está infección y es el factor de riesgo más importante para desarrollar lesiones precancerosas y cancerosas del cuello uterino o cérvix.
Más del 95% de los casos de cáncer cervical están asociados a este virus.
El virus del papiloma humano comprende una familia de mas de cien viruses de ADN y están asociados al desarollo de cancer cervical, orofaringeo y otros tipos de canceres anogenitales, siendo los tipos 16 y 18 los más asociados a desarrollo de cáncer cervical. La mayoría de las personas infectadas con este virus con un sistema inmunológico estable lo eliminan de su cuerpo en varios años. Personas con persistencia de la infección son las que están a riesgo de desarrollar cáncer.
Por consiguiente, un sistema inmunológico débil, iniciar actividad sexual temprana o tener varias parejas sexuales aumenta el riesgo de contraer HPV y por consiguiente cáncer de Cérvix.
Otros factores de riesgo asociados al desarrollo de cáncer cervical son: dar a luz muchos hijos, el uso de contraceptivos orales por mucho tiempo, fumar cigarrillos, inflamación crónica en el área, historial pasado de cáncer cervical, entre otros.
El cérvix presenta lesiones sin síntomas mucho antes de la aparición del cáncer, a estas se les llama neoplasia cervical intraepitelial (CIN) y estas son las precursoras de cáncer (consisten en epitelio o tejido superficial cervical desorganizado) y con los años evoluciona hasta transformarse en cáncer. Estas lesiones no son visibles al examen clínico y no presentan síntomas. Se detectan por diferentes pruebas, entre ellas, citología, colposcopia, y biopsia evaluadas en el microscopio. Según cuanto han evolucionado se clasifican en grados o estadios.
Una vez identificadas estas lesiones precancerosas pueden ser tratadas o eliminadas con manejos locales. La mayoría de estas lesiones no se eliminan espontáneamente y a los dos años el 10% se ha transformado en cáncer invasivo.
Es por eso, la importancia de las pruebas establecidas de detección temprana como el Papanicolau, para detectar temprano las lesiones cervicales, tratarlas y de esa manera prevenir el cáncer.
Más de la mitad de los casos de cáncer cervical, se detectan en mujeres que no se realizan pruebas de detección temprana y en la mayoría no presentan síntomas a menos que esté avanzado.
Los principales síntomas son: sangrado vaginal anormal, aumento de flujo vaginal, dolor pélvico o en el pubis o dolor durante la relación sexual, entre otros.
El resultado anormal de una prueba de Papanicolau o citología cervical: examen donde se extrae una pequeña muestra de células del cérvix o cuello uterino, que luego se evalúa en el laboratorio, es la prueba de diagnóstico inicial. Existen otras pruebas para establecer mas claramente el diagnóstico como la colposcopia, conización, o biopsia. Una vez confirmado el diagnóstico, pueden recomendarse otros exámenes para poder determinar la extensión de la enfermedad, como pruebas de sangre, orina, radiografías, ultrasonido.
El tratamiento del cáncer cervical va a depender del estadio o extensión del cáncer al momento de diagnóstico, como por ejemplo: ablación, electrocoagulación, criocoagulación, cirugía, radioterapia o quimioterapia.
No obstante, la prevención del cáncer es un conjunto de acciones con el fin de detectarlo a tiempo, y a su vez disminuir el número de muertes asociadas. Algunas medidas de prevención son el llevar a cabo cambios de estilos de vida que predisponen, tratar alguna lesión precancerosa entre ellas, la prevención de infección con el virus del papiloma humano a través de vacunación indicada para jóvenes desde los nueve años, en tres dosis a los 0, 2 y 6 meses. No olvide que la edad de inicio se determina a discreción del médico.
Las pruebas de rutina de detección temprana de cáncer cervical como el Papanicolau o citología vaginal, además de la prueba de detección del virus del papiloma humano las realiza un ginecólogo extrayendo una pequeña muestra del tejido cervical en una examinación pélvica en su clínica y generalmente son libres de dolor.
Ahora bien, ¿cada cuánto se debe hacer estas pruebas? Entre las edades de 21 a 29 años y de 30 a 65 años. Existen 3 opciones: prueba de Papanicolau que se recomienda hacerse cada tres años, y la prueba del virus del papiloma humano que se recomienda hacerse cada cinco años.
Hable con su médico para saber cual es la opción más recomendada para usted.
Evite actividades sexuales de alto riesgo, como tener múltiples parejas, y utilice métodos anticonceptivos. De igual manera, ejercitarse y llevar a cabo una dieta balanceada puede ayudar en general a la prevención de ciertos tipos de cánceres, por lo que se recomienda mantenerse activo.
Consulte con su médico y profesionales de la salud sobre maneras de disminuir el riesgo de este u otros tipos de cáncer.