Por Dr. Ramón Sotomayor, Cirujano
La cirugía laparoscópica es efectiva para controlar la enfermedad de reflujo gastroesofágico. Se conoce como la operación laparoscópica de Nissen y consiste en corregir la hernia del hiato del esófago y recrear la válvula del esfínter inferior del esófago.
En la condición de reflujo gastroesofágico, existe un defecto en el esfínter esofágico inferior, que permite que el ácido del estómago suba al esófago y da lugar a los síntomas de quemazón, hervedera, regurgitación y esofagitis. Casi siempre está acompañada de una hernia hiatal y pueden desarrollar complicaciones como sangrado, ulceración, estrechez, y en algunos casos cáncer del esófago. El tratamiento inicial consiste en controlar los síntomas con medicamentos, pero existe un grupo de pacientes con reflujo severo que se benefician de cirugía.
Indicaciones para la cirugía:
Lamentablemente, todavía se ven muchos casos de personas que pasan años con síntomas severos y su médico no le ha presentado la opción de cirugía.
Las indicaciones para cirugía son para pacientes que han fallado terapia médica y persisten con síntomas o en los que el síntoma principal es la regurgitación y reflujo severo. La cirugía de reflujo está indicada en pacientes que han sido tratados exitosamente con medicamentos y desean eliminarlos, al igual que en aquellos que presentan complicaciones o síntomas extra esofágicos como ronquera y aspiración crónica.
Estudios preoperatorios
Todo paciente que se considera para cirugía se debe realizar una endoscopia para evaluar para la presencia de una hernia esofágica, y biopsia del esófago para confirmar la presencia de esofagitis. Otras pruebas son la manometría del esofágo para estudiar la presión del esófago, la prueba de pH(acidez) de 24 horas y estudios radiográficos para determinar el tamaño de la hernia y definir alguna otra anormalidad del esófago.
Esquema general de la cirugía:
En el pasado la cirugía consistía en una fundoplicación abierta. En la década de los 1990, se desarrolla y se populariza la técnica laparoscópica y hoy día se considera el procedimiento más efectivo para control de la enfermedad de reflujo.
La operación se realiza bajo anestesia general utilizando pequeños trocares, mediante los cuales se pasa un lente de video de alta definición e instrumentos atraumáticos para retraer tejido y lograr hemostasia. Brevemente, se moviliza la parte superior del estómago y la parte inferior del esófago, se exponen y se protegen los nervios que van al estómago y se expone y se cierra la hernia en el diafragma. Con la parte superior del estómago, conocido como el fundus, se hace una envoltura o un “wrap” alrededor del esófago de esta forma creando una válvula que no permite reflujo ácido hacia el esófago así completando la operación. Para calibrar el lumen de la reparación se utiliza un dilatador de esófago y se hace una endoscopia al final del procedimiento.
En la mayoría de los casos se puede completar en menos de dos horas y por lo general se quedan una o dos noches en el hospital. Se comienzan alimentos líquidos en el hospital, y se recomienda alimentos blandos por las primeras dos semanas. Luego de esto se va progresando la dieta y la mayoría de los pacientes pueden volver al trabajo como en dos semanas.
Resultados a corto y largo plazo:
Algunos pacientes pueden experimentar dificultad al tragar leve las primeras semanas, lo cual va desapareciendo con el tiempo. Sin embargo, se nota que la inmensa mayoría de los pacientes tienen control de los síntomas casi inmediatamente.
A largo plazo, estudios han demostrado que a diez años, la mayoría de los pacientes operados con una técnica estandarizada mantienen buen control del reflujo sin uso de medicamentos.
Por estas razones se debe incluir y educar a los pacientes que sufren de reflujo sobre las alternativas disponibles cuando se hace el diagnóstico.
Asimismo, los médicos deben informarse en cuanto a la alternativa de cirugía laparoscópica para poder ofrecer a los pacientes todas las alternativas que puedan mejorar su calidad de vida.