Advertencia: Enfermedad Mental

Por Dra. Jhomarie Rivera, Psiquiátra

Las enfermedades mentales o los trastornos de salud mental se refieren a una serie de condiciones que afectan el estado de ánimo, pensamiento y el comportamiento del individuo. 

Algunos ejemplos incluyen: depresión, trastorno bipolar, trastornos de ansiedad, esquizofrenia, trastornos de la alimentación y comportamientos adictivos. Algunas personas pueden presentar algún síntoma de salud mental de vez en cuando en respuesta a alguna situación, pero no es hasta que estos problemas afectan la capacidad de funcionar normalmente que se considera una enfermedad mental. Las enfermedades de salud mental representan una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial y si no se tratan pueden traer consigo múltiples complicaciones incluyendo el suicidio o el homicidio. Los trastornos de salud mental afectan la salud física ya que debilitan el sistema inmunológico, exacerban algunas enfermedades y causan problemas vinculados al consumo de alcohol, cigarrillo y drogas.

La enfermedad mental puede comenzar a cualquier edad, desde la niñez hasta los últimos años de la vida adulta. Algunas de las enfermedades mentales como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, rara vez aparecen súbitamente. La mayoría de las veces, los propios individuos o las personas cercanas comienzan a observar cambios sutiles en su comportamiento antes de que la enfermedad se desarrolle por completo. 

A diferencia de otras condiciones médicas, no existe una prueba de laboratorio o estudio que pueda diagnosticar con precisión una enfermedad mental por lo cual es importante estar atento a las señales de advertencia temprana. Conocer estas señales de advertencia puede ayudar a reducir la gravedad de estos trastornos. Incluso, puede ser posible minimizar o retrasar los síntomas, prevenir complicaciones, mejorar el pronóstico y hasta llegar a prevenir por completo una enfermedad mental grave. Algunas de estas señales son: 

Preocupación o miedo excesivo

Sentirse excesivamente triste o depresivo

Cambios extremos de humor o cambios rápidos de las emociones

Irritabilidad

Apatía o pérdida de deseo de participar en cualquier actividad

Anhedonia o pérdida de interés en actividades que disfrutaba anteriormente

Dificultades para relacionarse con otras personas

Cambios en los hábitos de sueño y apetito

Sensación de cansancio o poca energía

Cambios en el deseo sexual

Problemas de memoria o concentración

Incapacidad para realizar las actividades diarias o manejar los problemas diarios

Múltiples y constantes dolencias físicas sin causas o (dolores de cabeza, dolores de estómago o molestias etc)

Dificultad para percibir la realidad (delirios o alucinaciones, en las que una persona cree, experimenta y siente cosas que no existen en la realidad) o pensamiento confuso

Preocupación excesiva relacionada al peso o a la apariencia

Comportamiento inusual o extraño

Disminución del funcionamiento en el área social, ocupacional y personal

Uso excesivo de sustancias químicas como alcohol o drogas

Pensamiento relacionado a la muerte o al suicidio

Algunas de estas señales por sí solas generalmente no pueden predecir una enfermedad mental. Sin embargo, si una persona experimenta varios a la vez y los síntomas causan problemas que afecten la capacidad de estudiar, trabajar o relacionarse con los demás, debe ser evaluado por un médico o un profesional de la salud mental. Después del diagnóstico, el profesional establecerá un plan de tratamiento individualizado que podría incluir educación, farmacoterapia, psicoterapia u otros cambios en el estilo de vida. Las personas con pensamientos o intenciones suicidas, o pensamientos de dañar a otros, necesitan atención inmediata.

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