Dos pacientes diagnosticadas con endometriosis en dos momentos distintos de sus vidas nos comparten sus historias y cómo han enfrentado la enfermedad. Ellas son símbolo de esperanza para quienes padecen esta condición.
Margie Burgos Batiz
En 2016 Margie llegó a una sala de emergencias por un dolor pélvico. Los estudios revelaron que tenía un embarazo ectópico, así que tuvo que ser hospitalizada para, al día siguiente, realizarle una laparoscopia y retirar el feto. “Cuando terminó la operación la doctora le comentó a mi mamá que yo tenía endometriosis Tipo 4 y que estaba bien malita. Tuvieron que retirarme el apéndice porque tenía implantes de endometriosis. Mi mundo se vino abajo porque era algo desconocido para mí. Los médicos solo me dijeron que para mi enfermedad no había cura y que no podía tener más bebés”, nos cuenta la ponceña de 32 años.
Margie continuó con su vida y aprendió a vivir con la enfermedad junto a su hija, que hoy tiene ocho años. Pero, como ella misma lo expresa, pudo desafiar la Medicina: “Dios me concedió el milagro de ser madre de nuevo. Actualmente tengo un príncipe de nuevo meses y soy madre lactante”. Si bien acepta que no es fácil vivir con esta enfermedad, nos asegura que sigue dando la batalla “de la mano De Dios y con la esperanza de que encuentren una cura”.
Lenmarie Serrano González
Apenas a sus 18 años de edad, Lenmarie recibió el diagnóstico de endometriosis. Tras varios meses padeciendo dolores, vómitos y desmayos, su madre la llevó al pediatra y este la refirió al ginecólogo. En su primera visita y tras varias preguntas el ginecólogo le dijo: “Eso suena a endometriosis, pero vámonos a la segura”. Le ordenó hacerse unos análisis que revelaron la condición y entonces tuvo que ser sometida a una laparoscopia y a un tratamiento. En la última dosis el médico le advirtió que a partir de ese momento tenía un año para quedar embarazada. “Llegué a mi casa, llamé a mi novio y le dije. Hicimos planes de boda, nos casamos y a los dos meses salí embarazada de Victoria Sophia que ya tiene 7 años. A los tres años tuve a mi hijo Sebastián Yael que tiene 4 años. Por ellos le doy gracias a Dios todos los días y por permitirme ser madre ante todo y a mis doctores por dar con mi enfermedad y combatirla tan rápido”, expresa Lenmarie. Su consejo a las madres es que no tengan miedo de llevar a sus hijas al médico si presentan síntomas, pues una consulta a tiempo puede detener esta enfermedad que ataca a mujeres jóvenes y adultas.