Por Dra. Milagros Fernández, Cirujano y especialista en acceso vascular
La enfermedad renal crónica representa un problema de salud pública por su elevada incidencia, prevalencia, su alta morbilidad y mortalidad, sobre todo en aquellos que precisan de tratamiento de hemodiálisis. En Puerto Rico esta población va en aumento y al momento aproximadamente 6.000 pacientes reciben tratamiento de diálisis.
Uno de los factores que determinan la morbilidad, mortalidad y calidad de vida de los pacientes en hemodiálisis (HD) es el acceso vascular del que disponen, y las complicaciones asociadas a los problemas de acceso vascular. Por esta razón uno de los puntos más importantes en el manejo de dichos pacientes es la planificación y creación de un acceso vascular permanente para recibir su tratamiento.
¿Que es la hemodiálisis y un acceso vascular?
La hemodiálisis es un tratamiento que elimina los desechos y el exceso de líquido de la sangre cuando los riñones no pueden hacerlo. Él acceso vascular es una manera de acceder a su sangre para la hemodiálisis. Existen diferentes tipos de accesos vasculares que se pueden establecer. Los mismos son fistulas arteriovenosas, injerto arteriovenoso y catéteres centrales. Es de suma importancia discutir con su medico y cirujano cuales son las ventajas y desventajas de cada uno. Idealmente y conforme a las recomendaciones de múltiples sociedades medicas, el paciente debería ser evaluado por un cirujano y planificar su acceso vascular antes de comenzar en hemodiálisis. En general, los pacientes con un acceso vascular establecido reciben mejor hemodiálisis, sufren menos complicaciones y gozan de una mejor calidad de vida.
Su cirujano lo evaluará y le ayudará a elegir el tipo de acceso vascular más indicado para usted. La fistula se considera la mejor opción para la diálisis. La fístula se establece uniendo una vena a una arteria cercana, generalmente en el brazo. Se prefiere este tipo de acceso porque generalmente dura más y presenta menos complicaciones. La fístula se debe crear con anticipo ya que la fistula necesita varios meses en “madurar” y estar lista para utilizarse en hemodiálisis.
El injerto es la segunda opción para el acceso vascular. Mediante un procedimiento de cirugía ambulatoria se coloca un tubo artificial entre una vena y una arteria cercana. El injerto se puede colocar en el brazo o pierna. En general es necesario que hayan pasado como mínimo dos semanas a cuatro semanas después de la cirugía para poder utilizarlos.
Los catéteres se utilizan para los accesos vasculares temporeros y/o de emergencia. Los mismos pueden ser utilizados el mismo día, sin embargo, estos representan mayores riesgos para los pacientes ya que los catéteres tienden a taparse, infectarse. Las infecciones de estos son serias ya que la infección puede pasar a la sangre y/o al corazón. Algunas veces se utiliza un catéter por un tiempo prolongado porque no es posible establecer una fístula o un injerto.
Es de suma importancia para el paciente renal esta informado de sus opciones y cuales son las mejores alternativas para si mismo. Es ideal preparase para de esta forma recibir un buen tratamiento de diálisis con menos complicaciones y mejor calidad de vida.