Por: Sylvia Gutierrez Rivera M.D., FCAP, FACP
Vas a la cita de seguimiento con tu médico. Tienes preocupación, pues primero te había encontrado “algo” al examinar tu cuello, y te ordenó un sonograma para evaluar la naturaleza de “eso en el cuello”. Es tu turno, el médico te llama y observa el estudio. Te informa que tienes un nódulo en la tiroide. Tu corazón da un vuelco, porque la palabra “nódulo” te asusta. Respiras hondo, intentando esconder el temor. Primero que nada, ¿qué cosas son los nódulos de la tiroide? Te vamos a explicar.
Los nódulos en la tiroide son un crecimiento o protuberancia en la glándula, que a su vez está localizada en la parte frontal del cuello. Son muy comunes y casi siempre detectados incidentalmente en el exámen médico, o en un sonograma. Son cuatro veces más comunes en mujeres que en los hombres. Pueden encontrarse desde la juventud, pero la probabilidad aumenta con la edad. La gran mayoría son benignos, pero unos pocos pueden ser cáncer. Además, los nódulos, sean benignos o no, pueden afectar la función de la tiroide. Para descartar la posibilidad de malignidad, en especial si el nódulo mide más de un centímetro, y sustentado por un historial clínico, tu médico te va a referir a otro médico especialista en patolología para realizarte una biopsia por aguja fina de la tiroide. Puede que en este punto te preguntes: ¿Cómo que una biopsia? ¿Por qué con aguja? ¿Podría orientarme más? Claro que sí. Con mucho gusto.
La aspiración (biopsia) por aguja fina es la forma más segura y confiable para descartar o confirmar un diagnóstico de malignidad en la tiroide. El médico, que debe ser un(a) patólogo(a) adiestrado(a) para el procedimiento, extrae con una finísima aguja las células de la tiroide, guiado de manera muy segura con la ayuda de ultrasonido, hasta llegar al nódulo. De inmediato, el patólolgo(a) analiza esas células bajo el microscopio. Una vez se confirme que se obtuvo la cantidad de material suficiente para diagnosticar, seria todo. Es cuando te das cuenta de que no era difícil, riesgoso y complicado como imaginabas.
El procedimiento es menos invasivo que la biopsia quirúrgica. Se realiza de forma ambulatoria. Las complicaciones son poco comunes porque el procedimiento se realiza bajo guía directa de imágenes y con una aguja fina. Debe indicarle a su médico patólogo(a) acerca de los medicamentos que esté tomando, tales como la aspirina o los anticoagulantes, para evitar complicaciones. Algunos riesgos asociados al procedimiento incluyen el sangrado en el sitio de la biopsia, infección, entre otros. Por lo general, el procedimiento no es doloroso, y los resultados son tan precisos como los obtenidos por medio de la extracción quirúrgica, con una exactitud cercana al 95% para biopsias con aguja realizadas adecuadamente. El período de recuperación es breve, y los pacientes pueden retomar pronto sus actividades habituales.
Luego de la biopsia, consigues el reporte en poco tiempo. Vas a la cita con tu médico. Discuten juntos la información que, gracias a este sencillo procedimiento, tu médico primario podrá tomar las mejores decisiones para ti, y te dará la oportunidad de un mejor cuidado de tu salud. Tu salud es lo más importante para el disfrute de tu vida junto a los tuyos. Tú lo mereces.